VISITA DE LA ASOCIACIÓN “EL MUNDO Y AFRICA TRABAJAN.
Hace ya algún tiempo todo cambió, andaba yo haciendo prácticas EPES después de 13 años trabajando para una gran empresa (para todos empezó la crisis), y fue una mañana cuando entrando a la asociación, donde como digo, hacía prácticas oí cantar a alguien. Además en aquella casa, donde estaba situada la sede, aquella mañana también había un olor muy rico, alguien estaba dando clases de cocina.
Guiada por el exquisito olor y la vocecita cantarina me asomé a la cocina, ¡buenos días! dije, y una cara negra como el azabache salió de entre los 6 chicos que cocinaban los manjares que comeríamos todos juntos aquel día, y con cierta dificultad, por el idioma, me contestó, ¡buenos días!
Todo continuó con normalidad, yo impartía clases de español, atención laboral (para inmigrantes sin papeles jejeje), nociones de informática y entre recreo y recreo hablaba con el cantante de la primera mañana.
Salomón era su nombre, venido en patera desde Camerún en un viaje de 7 meses, vivía en un piso de acogida y llevaba un año en España.
Después de 4 meses las prácticas terminaron y me ausenté de la asociación, nos dimos nuestros teléfonos y dejamos de vernos por algunos días, hasta que un día sonó mi teléfono y era Salomón. Su periodo de estancia en el piso de acogida había terminado y no tenía donde ir.
A decir verdad la decisión no fue fácil, ya que tendría que enfrentarme a muchos inconvenientes, pero si quería ser honesta con lo que siempre había pensado, no podía dejar que Salomón durmiera en la calle ni una sola noche, alguien cara a cara, aunque sin decírmelo me estaba pedido ayuda.
No es de gran dificultad apadrinar a un niño, hacer voluntariado una vez a la semana, ir de viaje a lugares duros para colaborar ocasionalmente, en mi opinión, lo que estás cubriendo realmente, son necesidades propias y sanando el dolor de conciencia, si es que lo tienes, pero al final vuelves a casa y todo sigue igual. En esta ocasión en España, en mi casa, sin buscarlo, sin trabajo, comenzando un sector laboral al que no me había dedicado nunca, de pronto, lo tenía delante, alguien me pedía ayuda, ayuda de verdad, ahora es cuando yo realmente podía colaborar para que alguien saliera de apuros e iniciara una nueva vida. Me enfrentaba a una decisión aparentemente complicada.
La tomé, la convivencia siempre fue buena en casa, el respeto el punto de partida y en común un sueño, volver a Camerún a ayudar a su familia. Mientras tanto, hablábamos de construir una comunidad de casas en el campo, donde vivirían los campesinos que cultivarían las tierras de los antepasados de Salomón, construiríamos un hospital, y todo ello mediante la venta de los productos que recogiéramos del cultivo.
Entre órdenes de expulsión, detenciones de la policía y disputas familiares, el día llegó, Salomón pudo recoger su documentación y un gran regalo, el pago de mis prácticas servirían para pagar el viaje de vuelta a casa.
A lo largo de estos dos años son algunas las personas con las que Salomón ha contado para que le “echen una mano” y uno de ellos ha sido Herminio, un amigo de hace muchos años al que le ha estado dando clases de francés y que cuando organizamos el “viaje de vuelta” invitamos a venir.
Empresario desde que recuerda (siempre trabajó con su padre) y posteriormente en su propia empresa, Herminio es el tercer viajero.
No lo pensamos, vacunas, pasaportes, visados, todo sucedió rapidísimo y el 14 de Agosto estábamos rumbo a Camerún con 9 maletas repletas de todo aquello que pudimos recolectar.
Mientras tanto, en Douala la familia Eyango solo esperaban a un “blanco”, un amigo de Salomón, que supuestamente iba de paso a dejarles unos paquetes de parte de su hijo. Nosotros, ya en Casa Blanca no podíamos ni hablar del tema, Salomón no podía creerlo (recordaba el viaje de ida y parecía un sueño, el viaje de vuelta), a Herminio no se le borró la sonrisa en todo el viaje, y yo no paraba de imaginar a Amanda, a Salomón y a Mamá Frigo (los hijos y la mamá de Salomón) cuando llegáramos.
En un pequeño sueño (llevábamos 24h sin dormir entre unas cosas y otras), estábamos en el aeropuerto de Douala, cuando de pronto un grito de “HERMANO” sonó a lo lejos, era Cthumdahá, hermano pequeño de Salomón, se había colado en la zona de embarque y allí estaba gritando, de pronto se dio cuenta que el avión no solo traía a Herminio sino que también llevaba a su hermano de vuelta. Los gritos hicieron que la policía acudiera a ver lo qué pasaba y cogieron al vocinglero y lo echaron a la calle, pero ya no importaba, ya estábamos allí, los tres hermanos como buenos anfitriones en representación de la familia habían ido a recoger a Herminio, cuando nos vieron a los tres no lo podían creer.
Risas, besos, cantos, nos llevaron a Deido (un barrio de 100.000 habitantes lleno de chabolas), eso sí, sin maletas, por el momento no aparecieron, pero realmente ¿importaba mucho? la verdad es que no, nos fuimos tan campantes pensando que ya volveríamos a por ellas a la mañana siguiente.
África nos recibió con lluvia, como dice mamá Fringo, es la bienvenida de la naturaleza, por un callejón de apenas 1m de ancho accedimos al barrio, ¿oscuro?, no, como la boca de un lobo y unas escaleras larguísimas nos llevaron hasta la casa de mamá Fringo, eso sí, antes de llegar Salomón comenzó a cantar la canción que el primer día que lo conocí cantaba en la asociación.
Herminio se adelantó (por miedo de que le diera un infarto a alguien en la casa) Salomón haría la segunda entrada, y yo, la última (no podía perderme nada de aquel reencuentro), por mucho que lo cuente, no puedo expresar lo que sentí en aquel momento, Mamá lloraba, gritaba en Banden plegarias a Dios (lo he sabido después), balanceaba a Salomón de arriba abajo, y a sus gritos todos se levantaron, Amanda que quedó en Camerún con 3 años y ahora tiene 7, saltó al cuello de su padre y Salomón pequeño que ahora cuenta con 11 se agarró con fuerza a sus piernas, el resto de la noche (eran las 4 de la madrugada), lo pasamos cantando y bailando con las visitas de vecinos que despertaron al jolgorio.
Los días posteriores trascurrieron entre alegría, historias, diarreas y felicidad. Nuestro trabajo después de una semana allí tenía que comenzar. “El Mundo y África Trabajan” estaba en marcha, trabajo en el campo, fechas de siembra, revisión de las tierras, trabajadores con los que contábamos y creación legal de la asociación no fue nada complicado. Lo realmente duro es ver como viven miles de personas con un plato de arroz al día, las ratas corriendo por la casa y ver morir a cualquiera de un día a otro sin poder ir al médico, eso sí es lo realmente grave, y lo más grave es que los políticos se muestran impasibles ante esta situación.
Un mes pasó volando y el día de mi vuelta llegó, las clases comenzaban y yo sin falta tenía que volver, Salomón y Herminio se quedaron a terminar el trabajo. Desarrollamos el proyecto “Cultivando Sueños”, una empresa social en “toda regla” todos los beneficios de la recolección de pistacho, maíz y macaboo (una especie de patata) irían para construir aquello con lo que tanto tiempo habíamos estado soñando.
Hoy después de 5 meses, somos 30 personas en la asociación y hemos conseguido unos 10.000€ de los muchos que necesitamos, el campo se ha limpiado ya, y en marzo comenzamos a sembrar, mientras tanto charlas, sorteos, certámenes de música y mucha gente colaborando están poniendo en marcha, esto que será con toda seguridad, un éxito, es más, para algunos de nosotros ya es una realidad que ha cambiado nuestras vidas.
Para finalizar quiero dedicar este trabajo a Mama Fringo, una mujer valiente como muchas otras, que desde que nacieron no han parado de luchar por su familia en situaciones muy difíciles, y a toda la familia Eyango por el trato de amor que me dieron durante todo ese difícil mes y me siguen dando en la distancia.
A Salomón por darme la oportunidad de conocer su realidad y compartirla conmigo y a todas las personas que hoy hacen que la vida de una sola persona sea más fácil. Todo lo que queramos hacer en nuestra vida, podemos hacerlo, sólo hay que dejarse llevar por lo que te dicte el corazón, el resto irá surgiendo solo.
Que gran trabajo el tuyo en esta asignatura Luisa. Con los miedos que empezaste y la soltura que tiene tu última entrada. Espero que estés tan satisfecha de tu trabajo como lo estoy yo.
ResponderEliminarGracias Almudena, la verdad es que he aprendido mucho, es una pena que no haya tenido tiempo de profundizar más en algunas cuestiones importantes, aún así tengo que darte las gracias por haberme invitado a realizar esta experiencia, ha sido estupenda.
ResponderEliminarGracias