lunes, 16 de enero de 2012

ENTORNO PENITENCIARIO

En la siguiente entrada abordaré los datos más significativos del tema expuesto en clase  “El papel del Educador Social en el contexto penitenciario”.

Para introducir el tema decir que las personas a las que hago referencia, normalmente han presentado durante su infancia indicadores de delincuencia, en el mayor de los casos influidos por factores externos y que en el periodo adulto se han manifestado a mayor escala siendo penados y por la ley.
Esta pena se hace efectiva en instituciones  de control mediante estrategias de poder  y con el objetivo de moldear y reinsertar al individuo en la sociedad.

Evolución Histórica.
Para no extenderme demasiado, decir, que las prácticas de condena  para castigar la conducta antisocial han evolucionado a lo largo de la historia,  inicialmente vemos como los métodos utilizados son especialmente crueles  (la tortura o la pena de muerte), todo ello centrado en el individuo sin tener en cuenta el medio que le rodea, para ya en el SXIX y SXX  la gestión de las penas  toman otra orientación, más dirigida a la reeducación del individuo.

Características psico-sociales del colectivo.
En el mayor de los casos son varones con un alto porcentaje de drogodependencia y marginación, personas extranjeras y minorías étnicas, personas en situación de extrema pobreza y de una edad media de 35 años.
A su vez son también características generales personas con escasas HHSS y estudios, baja autoestima, con un alto porcentaje de enfermedades y déficit de ayudas sociales.

Problemáticas fundamentales dentro de los centros penitenciarios.
La mayor parte de los reclusos se enfrentan a un proceso de desidentificación y resocialización para adaptarse a las normas establecidas en estos centros, junto a un sentimiento de debilidad y desamparo, dificultad en la convivencia y falta de expectativas de futuro.
A su vez estas personas sufren alteraciones físicas musculares por la falta de movimiento, dificultades sexuales, pobreza lingüística y falta de conversión del pensamiento.

Problemáticas fundamentales en el exterior.
Después del cumplimiento de la condena, estas personas se enfrentan a una serie de dificultades que en algunas ocasiones, el individuo reincide en la causas de la condena. Algunos de estos problemas pueden ser situación de desempleo, antecedentes penales que le impiden incorporarse al mercado de trabajo, carencia o insuficiencia de ingresos y ausencia de vivienda entre otros.

Programas de intervención y recursos institucionales.
En la actualidad se llevan a cabo actuaciones en relación la reeducación y reinserción de las personas reclusas por lo que las instituciones han puesto en marcha programas como control de las agresiones sexuales, prevención de suicidios, intervención con jóvenes, resolución de conflictos etc.…

El Educador Social en los centros penitenciarios.
El Educador Social forma parte del el quipo multidisciplinar de los centros penitenciarios, formulando propuestas a los internos, participando en la toma de decisiones, realizando informes y colaboración con las derivaciones a los recursos externos, participación  en el diseño y evaluación del plan anual de trabajo, análisis y aplicación de tratamientos y actividades a realizar con cada uno de los individuos.
A su vez  entre las funciones generales (Art.296 RP), están, atender al grupo de internos para ayudarles en los problemas que se irán encontrando en su estancia en la cárcel, organizar y controlar las actividades deportivas y recreativas de los internos etc.
De la misma forma el ES de régimen abierto debe favorecer medios para la reinserción del usuario, educación para la vida cotidiana, derivación a recursos normalizados, realizar seguimiento institucional así como trabajar en coordinación con los TS.
Ante la situación de intervención (Biurrum, 2004), hace una serie de aportaciones realmente interesantes, éstas hacen referencia a que la prisión no es un elemento de la intervención, el contexto penitenciario es un problema, a veces insuperable, para cualquier intervención, evitar o retardar los efectos desectruturadores de la cárcel debe ser el objetivo prioritario de cualquier intervención.
En la misma línea aporta ideas importantes como la necesidad de fomentar la interrelación con el grupo, la necesidad de aumentar el bienestar a nivel físico, psíquico y social, potenciar el protagonismo del individuo, la mejora del tiempo libre y en definitiva la reducción de la exclusión social en todos los ámbitos, todo esto teniendo en cuenta la falta de espacios a la que el TS se enfrenta, la falta de tiempo, la presencia intimidatoria de los funcionarios así como la inestabilidad de los grupos.

Para concluir decir que actualmente las prisiones deberían hacer un trabajo integral con el individuo, de forma que una vez en libertad, este pudiera reiniciar su vida de forma normalizada, aunque analizando los niveles de reincidencia  parece que este hecho en la actualidad no es una realidad.

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